El poblado de San Francisco de Asís, se ubica a 80 km al sur de la cabecera municipal de Indé, se accede por un camino pavimentado de 50 km. hasta el entronque conocido como el “10” y desde ahí son 28 km. Más, de casi pura terracería para llegar a la comunidad.  En el trayecto nos encontramos con las poblaciones de Zarqueños, San José de los Picachos y Torreón de San Isidro, de donde acuden jóvenes a tomar clases a nuestro plantel. Por otro rumbo del pueblo, el área de influencia del EMSaD 28, incluye a las comunidades de San Rafael de Jicorica, El Palmito, La Victoria y Casas Blancas.

Luego de muchas peticiones, pláticas y sobre todo mucha planeación, se autorizó la ubicación del centro educativo en San Francisco de Asís para el ciclo escolar 2008-2009. Con más buenas intenciones que recursos, el semestre inició con 46 alumnos, en unas modestas instalaciones que facilitaron tanto el comisariado ejidal, como la junta municipal de gobierno, el director de entonces, León Aviña, no tuvo empacho que el salón ejidal y otro pequeño cuarto fueran sus primeras aulas.

La primera generación fue completada únicamente por la mitad de los alumnos inscritos, empero, este no fue motivo para que en ese período comenzaran a construirse las primeras aulas y un albergue, donde se proporciona hospedaje y alimentos a los maestros y alumnos que lo requieren.

En un breve período de tiempo, se tuvieron en el plantel dos directores, el Ing. Víctor Guerrero Hernández y el Ing. León López Alderete que arribó en el ciclo 2012 – 2013, con 3 docentes el Ing. José Ángel Barraza Vargas, Ing. Guadalupe Castillo Balderas, el profesor Rafael Enríquez Quintero y Albino Cisneros como auxiliar de intendencia. Como dato curioso, los docentes se hospedaban con el apoyo de los maestros de la Escuela Primaria y de los padres de familia, en las aulas antiguas de dicha escuela.

Cuando se entregaron el aula y el albergue, también se hizo la donación por parte del ejido y del pueblo, de veinte mil metros cuadrados, los cuales fueron delimitados con la ayuda de los padres de familia y el apoyo de la autoridad municipal, con alambre de púas y tela conocida como “borreguera”.

El albergue comenzó a funcionar de manera inmediata y poco después se hicieron las gestiones necesarias, para contar con una despensa alimentaria a muy bajo costo por parte del sistema DIF estatal, con lo cual la alimentación de quienes lo solicitaran estaba garantizada.

El ritmo que llevaba el plantel y la buena organización de los directivos, aunado a la comunicación con las autoridades dio frutos y se obtuvo en donación por parte del Ayuntamiento de Indé, un vehículo cerrado para la transportación de los alumnos de las comunidades alejadas, así mismo logaron mezclar recursos del municipio, el estado y la dirección general del CECyTE Durango, en forma tripartita, para la construcción del domo escolar.

Luego de doce años de actividad, son sin duda muchas las satisfacciones, la más importante, contribuir con nuestro granito de arena, para que en cada comunidad donde exista un bachillerato como el nuestro, sin importar la distancia o las carencias, todos los jóvenes que tengan ganas de estudiar puedan hacerlo.